viernes, 29 de agosto de 2008

Ciclo Pelis de Escritores : Adaptation


Querido Malkovich,

Esta es la única manera de escribir esto: confesando que no puedo escribir esto. Digo, no puedo escribir lo que me pediste que escribiese; no puedo escribir esta crónica sobre aquella película de Charlie Kaufman llamada Adaptation. Me evade el tema de la película. Me evade la película. Me evade Kaufman. Me evade Nicolas Cage. Me evade el otro Kaufman (Donald, el de mentira, ¿o es que no es de mentira?). Me evade el libro en el cual está basada la película: The Orchid Thief. (¿Sabías que este libro de veras existe? ¿Y sabías que no es un libro de ficción, y que todo lo que cuenta es verdad? ¿Será que eso quiere decir que John Laroche existe? ¿Y será que Susan Orlean también existe? ¿Y Donald? ¿Será que Donald de veras existió? ¿Será que Donald de veras murió?) En fin, mi querido Malkovich, todo me evade. Todo se me escapa de las manos, como un fantasma. Me evado yo mismo. Me evade esta cosa que escribo, o que no escribo, o que desescribo, o que se desescribe a sí misma mientras ella me escribe a mi.

No sé porqué pensabas que yo podía escribir esto. No sé de dónde sacaste la idea de que alguien, fuese quien fuese, pudiese escribir algo sobre Adaptation. ¿Te das cuenta de lo absurdo de la empresa? Primero: el libro, The Orchid Thief, es una narración no ficcionada, y fracasada, sobre orquídeas. ¿A quién rayos se le ocurre escribir una narración sobre flores? Lo más cercano a semejante injerto literario es un libro de botánica, si acaso. Segundo: la película, Adaptation, es un intento, también fracasado, de adaptar un libro a la pantalla grande. (Aunque eso no le quita el mérito de ser uno de los más exquisitos fracasos en la historia de las adaptaciones de libros a películas.) El fracaso del libro, sin embargo, no se encuentra en el hecho de que es un libro sobre orquídeas, sino en el hecho de que la narradora se vuelve la protagonista de su narración. Incluirse a sí misma en su cuento es la única manera en la cual Susan Orlean logra “salvar” la estructura narrativa de su cuento sobre orquídeas. Qué pedante. Por otro lado, el fracaso de la película, y su guión, se nos revela el momento en el cual el escritor encargado de adaptar el cuento al formato de guión de película también se vuelve el protagonista de su propio guión. Igual que Susan Orlean, la única manera en la cual Charlie Kaufman logra “salvar” la estructura narrativa del cuento de las orquídeas es incluyéndose a sí mismo, como protagonista, en su adaptación cinematográfica del cuento. Cuento que por lo demás no tiene nada que ver con él, al menos no originalmente. ¿Ves lo que te digo? ¿Te das cuenta de la explosión de absurdo que me pides que ponga en palabras? Me estás pidiendo que escriba un comentario sobre una película que es sobre un escritor que no puede escribir el guión de una película basada en un libro que es sobre una escritora que no puede escribir el libro mismo. (¡Y para más colmos, un libro sobre flores!) Tanto Orlean como Kaufman son unos parásitos. No son escritores, ni son autores. Sólo por eso deberían estar muertos los dos. Donald es quien debería estar vivo, no Susan y Charlie.

Sin embargo, la clave al enigma que es Adaptation se encuentra escondida en el hecho de que el cuento de Orlean y Kaufman está basado en una orquídea específica: la Polyrrhiza Lindenii (también Dendrophylax lindenii), comúnmente conocida como la Orquídea Fantasma, la cual es, al menos parcialmente, un parásito. Digo parcialmente porque, a pesar de ser capaz de llevar a cabo su propia fotosíntesis, la Orquídea Fantasma solamente puede vivir aferrada al tronco de algunos selectos árboles, en selectas partes del mundo, y sólo es capaz de reproducirse gracias a un polilla conocida como Esfinge Gigante. La Orquídea Fantasma depende enteramente de un par de árboles específicos y de la Esfinge Gigante para vivir. Es como si la única manera en la cual la Orquídea Fantasma puede narrarnos el cuento de su existencia es haciéndose pasar por la protagonista de una historia que no le pertenece, la historia de la Esfinge Gigante. ¿Pero esto qué quiere decir? ¿Qué Orlean y Kaufman son orquídeas? ¿Qué los escritores somos orquídeas? (Me da una grima metafísica despampanante sólo pensar que eso sea cierto, pensar que los escritores podamos ser orquídeas. ¿Qué mutación genética lleva a semejante bufido evolutivo?) Pero eso no puede ser, Orlean, Kaufman y todos los escritores del mundo somos unos putos parásitos. Yo soy un parásito. La única otra opción que me queda es pensar que quien escribe esto no soy yo… Quien escribe esto es la Orquídea Fantasma. Y quien escribió The Orchid Thief también fue la Orquídea Fantasma. Y aún más: Quien escribió Adaptation también fue la Orquídea Fantasma. ¿O fue la Esfinge Gigante? ¿Será que todos somos Orquídeas Fantasmas? ¿O es todos somos Esfinges Gigantes? ¿Será que todos somos Esfinges Gigantes haciéndonos pasar por Orquídeas Fantasmas? ¿Será que hasta tu mismo, mi querido Malkovich, eres una Orquídea Gigante? ¿Una Esfinge Fantasma? ¿Un parásito? ¿Donald?

Sinceramente,

Malkovich

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