
Viajo a Barcelona. Llego muy cansado. Cansancio acumulado. Noches sin dormir. Los santos malandros lo pasan mucho peor. Tan mal como aquellos indios que se llevaban los conquistadores en los primeros viajes para mostrarlos en la corte. De mis siete malandros caraqueños sobreviven a la travesía oceánica apenas tres : Fredy, William e Ismael (éste último con una ligera contractura muscular). Gabriel aparece descabezado, Isabelita, partida por la mitad, Carlos triturado y Erika descompuesta. Una tragedia, malandra, pero tragedia al fin y al cabo. Definitivamente su lugar era Caracas. Tal vez el mío también. De las primeras cosas que me dice mi madre al verme, un año después, es que Caracas me sentaba mejor que Bogotá... En fin. Dejo a los malandros heridos en casa de mi abuela. Allí tengo la mayoría de mis cosas, básicamente libros, música y películas, amontonados en varias cajas.
1 comentario:
y esa foto?
de dónde salió?
favor de informar...
Fdo.
Scarlet Johanson
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