jueves, 9 de abril de 2009

Bolaño Sessions: Apócrifo Barcelonica

Prefiero que me quite el sueño Bolaño a que lo haga cualquier guiri en chancletas del metro. Gracias Rodrigo. Domingo noche. Una de la madrugada. No puedo dormir. No puedo dejar de pensar en ese cura ilustrado. Un cura lector. Un cura poeta, en definitiva, como poetas son todos los personajes de Bolaño, esos poetas que son “la solución Bolaño” a nuestro hastío vital. Gracias Alan. No quiero dormir. No quiero olvidarme de ese crítico literario llamado Farewell. O sea despedida. O sea hasta luego. O sea que os den. De críticos literarios chilenos sé más bien poco. Mentira. Sé de un tal Camilo Marks, un crítico chileno, el único crítico chileno, dice él, que baila salsa en los aeropuertos, el único al que invitan a bienales literarias en los andes, el único capaz de aguantar el ritmo de Kaurylandia ¡Vivan los críticos literarios! Sobre todo, los chilenos. No debo dormir. No sé en qué línea de metro estoy, no sé hacia dónde voy, no sé qué hago en el metro ni me importa. Estoy, literalmente, dentro de Bolaño. Y con el cura del Opus Dei. Al menos no es marista. Es poeta. Poetas somos todos, pienso en esta noche de insomnio. Poetas sin obra. Poetas porque nos da la gana. Como los curas de Bolaño. Prefiero que me quite el sueño Bolaño a que lo hagan las malditas obras de la Sagrada Familia.

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