viernes, 7 de agosto de 2009

El Ocaso de los Idolos : Kirsten Dunst


Ella pudo haber estudiado conmigo en el “Ramón García de Sena” el GULAG educativo donde pasé mi infernal y etílica adolescencia. Ella pudo haber estado en la banda show (la versión extendida de las cheerleaders, con banda de guerra, uniformes ridículos y todo) y nada, la chica popular que todas quieren como amiga y de las que todos se enamoran.

Claro, ella también es una vampiresa de once años. El favor se lo hizo Lestat (Tom Cruise, en Entrevista con el vampiro) ella dice “quiero más” justo cuando se ha chupado la sangre de algún desgraciado. Esa ansia se desenfrena y se jode todo cuando advierte la maldición de la inmortalidad: no crece.

Y es que su problema es que se quedó a mitad de camino: ni niña ni mujer, quedarse en una encrucijada es una mierda y ella se da cuenta de que será así para siempre. Ahora ansía morirse, crecer, ser una mujer…escapa y termina matando a Lestat.

O eso creyó, y también pensó que podía tener una madre y se hizo su vampira madre y ambas murieron carbonizadas por el sol. Dunst entendió bien el juego: el mundo de los adultos y el de los chicos no se mezclan ni de vainas.

Por eso toda su vida ha actuado según su temporalidad: de carajita, actuó de carajita, de adolescente, de adolescente, y ahora, de adulta joven. Ella actúa su ficción bajo la temporalidad de la sangre: sus papeles son de un presente absoluto.

Pareciera que siempre ha estado allí, que ese personaje que representa fue captado por la cámara durante el tiempo de la peli y luego, sigue con su existencia. El truco es que como actriz capta el espacio y el tiempo de sus personajes, entendiendo la esencia de la vaina, justamente porque está en sintonía con ellos, está en el mismo timing que ellos: interpreta a chicas como ella o parecidas a ella o a sus amiguitas.

Algo de su lifetime fílmico: su primera peli fue una verdadera ópera prima: Historias de New York, bajo la égida de los Ford Coppola y Woody Allen. Allí es una niña, enredada en el mundo sicótico de los adultos neoyorquinos divorciados (del mundo, inclusive).

Luego es una niña crecidita y aburrida que encuentra un juego sicodélico, muy propio de una peli de Cronenberg, que se llama Jumanji. En esta peli actúa con Robin Williams, que es de un actor-puta que sale en todas partes, y te conviene salir con él si quieres meterte en el medio como es debido.

Entonces en Jumanji esta niña aburrida que se queda sola en su casa con su hermanito, ricos ellos, pobrecitos, están aburridísimos. El juego trae a Williams a la realidad ya que el juego se lo tragó y termina la vaina y todos felices.

Llega a su preadolescencia y comienza la prepa (o sea, el liceo) y nada, tiene su noviecito que sigue instalado en su mundo infantil de juegos con juguetes. Pequeños guerreros es una peli balurda, pero Dunst cumple su papel de la carajita fiel a su noviecito y nunca se dan ni un piquito; pero sí está con {el hasta el final.

Luego, viene otra peli adolescente donde definitivamente Dunst se la juega en arte y vida. Fifteen and pregnant. Aquí, es ya una adolescente de 15, que anda en lo suyo de la escuela y los chamos y el novio.

La mamá anda preocupada ante la ola de preñez infantil y habla con su hija, lo cual no sirve de mucho porque luego se entera de que la chama está preñadísima de su novio y nada, toca bregar con el chamo ya que deciden no abortar, lo cual es de pinga, el maltripeo vino cuando la chama descubre que su novio anda con otra jeva ya nada, maltripea porque sabe que ese hijo de puta no va a ser el papá de su hijo.

“el esperma no te da mucho derecho” dice el papá de la Dunst cuando llega el chamo con su novia y lo manda a la sala de espera. El chamo nace y le ponen el nombre del abuelo. Y nada, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Dunst, hasta donde sabemos, no pasó por eso, pero quizás sí una de sus amigas.

Al año siguiente se lanza la que es su mejor peli: Vírgenes suicidas. Una de las hermanas Lisbon, la que está más buena, la que al final, no muere virgen, la que antes de matarse decide acostarse con un poco de chamos, luego de perder la virignidad con su primer novio.

Las Lisbon se suicidan porque están marchitas, porque están encerradas en un palacio suburbano, porque nos chicos del frente las aman pero no pueden liberarlas. Se matan porque les cortan su árbol predilecto. Se matan porque son rubias pero no pueden vivir como tales, no pueden ser estúpidas o no pueden pelear que les reconozcan su inteligencia a pesar de su belleza. Las Lisbon son unas fantasmas que un día deciden evaporarse, para siempre. Ya Dunst no será la figura que siempre se ve, a la que se sube al techo para tirar con el chamo de turno. No. Ella prende el motor del carro, se fuma un cigarro y se envenena con el dióxido de carbono, a medida que sus otras hermanas se suicidan también y los chamos que pensaron que esa noche percutarían, en cambio, las encuentran, difuminadas, ya.

Luego, ella se da con todo en el mundo adolescente, como estudiante consumidora de drogas pero tipo galla: Crazy/beatiful, y como porrista y como jovencita en vacaciones aventureras. Luego, el salto: La sonrisa de la monalisa, donde ya es adulta joven, y nada, tiene que joderse en la uni donde ya no es como en el liceo, que siempre viene alguien a salvarte el culo.

Coño, Spiderman, lo único que se puede decir que interpreta el difícil papel de la novia de un marico.

En Eternal Sunshine of the Spotless Mind se da con furia, la vemos en pantaletas y tripeamos, claro, Winslet actúa mejor que ella y Ruffalo le da clases de cómo lucirse en la pantalla, mientras descansan antes del próximo polvo.

Para terminar, basta decir que ella cumple un requisito exquisito: la vemos de tenista. De las buenas que están buenas. Las tenistas son diosas, y ella hace algo interesante: cae, pierde; pero ayuda a un héroe en decadencia a dar su último y triunfal golpe y luego, a vivir felices por siempre.

Porque eso es ella, una chica común y corriente, que le quiere poner ganas a la vaina y no se anda en una de intensidades ni quiere ser más inteligente o bella de lo que es. Simplemente, ella va a su ritmo, si no te la calas, búscate otra peli.

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