jueves, 7 de agosto de 2008

Amor tan mono



Anne Darrow está perdida. La compañía de teatro ha clausurado las funciones y se ha ido a la bancarrota. El compromiso estético no le permite el desnudo moral del vodevil. Esta combinación de candidez y belleza potencia la sensualidad de Anne. Está perdida. Lee con admiración a Jakc Discroll; un escritor sensible, dramaturgo de comedias románticas cuyo amor por el teatro no será mayor que por ella una vez que se encuentren como aventureros en un barco que los llevará a una isla desconocida. Arrebato. En la “Isla calavera”, todo será un arrebato.

Jack Discroll escribe enjaulado, entre animales de zoológicos, excrementos y frascos de formol, el guión de una película de bajo presupuesto que dirige el ambicioso Carl Denham. Escribe tras las rejas de la necesidad, a la deriva. Ha podido quedarse en tierra, pero las únicas aguas que nadará son las del impulso primario. Anne lo admira. Él se desvive por ella. Kong, también.

Anne rapta a Kong. Las lagunas de sus ojos enternecen a la bestia. Y enloquecen a Jack, quien perseguirá a Anne en el reino de Kong. Kong en la selva es rey. Ella intentará huir, pero la profundidad del pozo en que se ha trasformado la mirada del primate la enternecerá. Jack irá tras ella y arriesgará la vida. Un triángulo amoroso. La imposibilidad. Anne corre descalza por la selva, sus diminutos pies pisan la tierra que la ata a Kong más allá de las palabras. Kong la levanta con cualquiera de sus manos. Jack intenta rescatarla.

Un beso ha bastado. Anne está segura de su especie, por eso no persigue a Jack, de alguna forma reconoce la imposibilidad ante Kong. La tragedia no puede hacerse esperar. Amor y muerte se han identificado. Una vez capturado Kong -y cautivado por Anne- será expuesto como una maravilla circense en la ciudad. Entristecido y furioso se abrirá camino entre edificios y calles. De nuevo Jack perseguirá a la rubia. Kong trepará el edificio más alto y ella irá con él. Jack acaba de estrenar una comedia romántica y sólo piensa en el beso encantado que en un barco de mercenarios lo aventuró a la laguna de aquellos ojos. Jack Discroll sube al Empire State por Anne. Kong está acorralado. Jack, también.

Kong cae del Empire State por Anne. La tragedia se ha consumado. Jack abraza a Anne. Sólo la abraza. No habrá metáforas para el amor. Este miserable escritor nunca podrá tener a la amada en la palma de la mano. Kong, sí.

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