
Hay noches parecidas. Esta vez entré con ella tomada de la mano. Esta vez las soledades bailaban y sudaban vacíos. No desesperé. Le dije Cuando quieras irte avísame. Sólo hubo vino. Tinto como mi deseo. Tomé su mano, de pronto dijo Vámonos de aquí. Atravesamos el salón, no quería darme vuelta -por aquello de la sal-. Sus ojos amarillos -ictericia de mi equívoco- estaban bordados por una línea negra, y seguían burlándose de mí. No hubo ánimos en polvo esta vez. Hubo vino, copas y humillaciones. Los dedos entrelazados y la arremetida Estoy contigo porque otros no me prestan atención. La crueldad es el revés de la vanidad. Esta vez en mi Volkswagen sus manos quebradizas y agrietadas -como las migas de mi voluntad, como hojas secas- sostuvieron mi rostro, y me besó con una combinación de ferocidad y vulnerabilidad ¿Cómo hago? preguntó. Y aquella noche tan parecida a otra, pero sin maldiciones y agonías, le contesté temeroso, Bájate.
1 comentario:
Hay este tmb <3
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