lunes, 26 de enero de 2009

Bolaño Sessions : La literatura que no se ha escrito


Desde ese futuro donde parece que se sitúa Bolaño al momento de escribir, éste también hace una progresiva y metódica exposición de la literatura que no se ha escrito. Tal ejercicio no es ni original ni ajeno a la realidad de la literatura. Tanto autores como lectores viven imaginando con escribir libros o leerlos y muchas veces no llegan a escribir o encontrar. En el más feliz de los casos, se intenta escribir ESE libro o se encuentra algo parecido. La obra de Bolaño es una referencia permanente a la literatura. Tanto la narrativa como la poesía. Siempre se habla de poemas y de poetas, de cuentos y narradores, de novelistas, de novelas que son narradas o se filtran en sus páginas. El caso principal, y que me interesa comentar es el de Benno Von Archimboldi. El nombre con que nació es Hans Reiter. Hijo de un soldado alemán que perdió la pierna en la primera guerra mundial. Autista. Autodidacta (a los coñazos, como hacemos los duros) buen amigo, antes de irse a la guerra, comienza a devorar la literatura. Después de la guerra, ocurre lo que siempre pasa en las guerras. Ya no puede ser Reiter, por lo que ahora será Von Archimboldi.

No me interesa hablar por los momentos de aquellos hechos de su vida. Sus libros son lo neurálgico. Reiter comienza a escribir en plena postguerra, cuando se va a Colonia, luego de salir del campo de prisioneros. Allí consigue trabajo de portero y otras chambas y decide establecerse. Aunque gana poco, tiene el acierto de encontrar un trabajo que le deja tiempo para leer y escribir. Ya por esa época, 1946 o 1947, se halla escribiendo. Lo hace en un cuaderno. Su mujer, Ingeborg (una de esas mujeres con las cuales uno quiere pasar el resto de la vida) lee sus trabajos. Entonces, hace una de las sentencias más gloriosas que se puedan hacer sobre la literatura: “toda la poesía, en cualquiera de sus múltiples disciplinas, estaba contenida o podía estar contenida, en una novela“

Termina el manuscrito de Lüdicke, que luego mecanografío en una maquina de escribir alquilada, que se la arrendó un escritor retirado (o frustrado, más bien) la obra en limpio la completó en 20 días. Luego vino La rosa ilimitada, con la cual ganó el favor definitivo de su editor, el señor Bubis. A partir de ese momento, no volvería preocuparse ni por dinero, ni por quien publicaría sus libros. Benno le pide un adelanto a su editor, prometiendo entregar una nueva novela en un lapso límite de seis meses (y pensar que ahora, los escritores de ahora, no podemos ni soñar con hacer algo así) y antes de ese lapso termina La máscara de cuero. Hay que entender algo, Benno no fue ni menos, un bestseller, ni escritor famoso, ni nada, era simplemente, un escritor grande, uno de los que crea tradición. Así que su obra era buena, más no comercial. De sus tres libros, del primero vendió solo 396 ejemplares, del segundo 205 y del tercero 96. También hizo varias lecturas, como recitales, a los que asistía poca gente y de paso, muchos se iban. Sin embargo esto no significaba nada para el y mejor, tampoco significaba nada para su editor.

Otra gran batalla que deben pelear los escritores es contra los críticos. Pero contra ellos, no vale tratado de Ginebra. Los críticos son una mezcla de terroristas y guerrilleros. Desleales, tramposos, manipuladores, mentirosos, prejuiciosos. Y más, pero por lo pronto, hay que decir que Benno, como muchos, los estimaba o sobreestimaba. Pensaba que su obra recibiría mayor éxito si los críticos le daban su aprobación. Sin embargo, Benno, no le caía bien a ellos. No entendían. O sí. Pero entonces se daban cuenta de que aquel era un escritor de los grandes y nada, se callaron recelosamente. Pero ¿acaso importa que a un crítico no le guste lo que uno escribe?

Entonces llegó la cuarta novela de Von Archimboldi. Ríos de Europa. La salud de su mujer cayó. Estaba condenada: tuberculosis, una enfermedad común de épocas infernales. Ambos dejaron sus vidas de Colonia y se fueron a los álpes alemanes. Allí, Benno empezó y terminó su quinta novela, Bifurcaria bifurcata. El proceso fue impresionante, como el paso de las panzerdivisionen: la escribió en un mes, escribiendo ocho páginas diarias, dedicando tres o cuatro horas. Ingeborg empeora. Sus días están contados. Benno desaparece en Europa, un deporte muy practicado en esos tiempos de la postguerra. Luego de cuatro años de silencio, aparece su novela monumental, de 500 páginas, titulada Herencia, llena de errores y tachaduras y acotaciones del autor. Ese tipo de manuscritos son joyas únicas. El editor le hace aparecer. Benno vive en Venecia y allí va el dinero de sus libros. Pues sus libros sí se vendieron, a paso lento; pero indefectible. Siguió otro libro, Santo Tomás y ya los anticipos que recibe le permiten vivir de lo que escribe.

Desaparece y vuelve a aparecer en las islas griegas, acompañada de la carta donde explica su nuevo manuscrito, Archimboldi revisa el mito de Sísifo. Y así, ataca con mucha fuerza: La ciega, libro de intriga. El mar negro, una novela en parlamentos donde el mar negro habla con el océano Atlántico. Letea, una reelaboración de los mitos clásicos, con una fuerte carga sexual, tanto que fue censurada y tal censura fue un fracaso pues Benno ganó el caso y la venta de esa novela agotó cinco ediciones. Luego viene El vendedor de lotería y El padre, ambos con historias personales. La última novela que escribe Benno es El regreso.

Doce novelas. ¿Qué hace Benno en ellas? No lo sabemos. Bolaño apenas prefigura los argumentos. Pero conocemos bien al escritor. O eso podemos creer. La verdad no lo conocemos, nos conocemos a nosotros mismos. Qué puede decirse de una novela que sólo se conoce su título y unas frases de su argumento? Pues muy sencillo: su argumento consiste en la elaboración de fábulas. Pues bolaño es el maestro de la fabulación de la literatura actual. Sus novelas son muchas novelas. Muchas historias, apenas contadas. Archimboldi, sus novelas tratan de historias que se abren y se bifurcan, historias que ellas mismas buscan otras historias. Así mismo es la gente. Una vez que alguien se sabe que existe, busca alguien más. No es tanto un problema de soledad, es un problema de compañía, que es distinto.

Así se llega a un axioma final, que consiste en que si no sabemos nada de los libros de Archimboldi es porque ellos mismos están esperando que alguien los conozca, en última instancia, que alguien los escriba. Todo esto es una insinuación, una promesa, una línea. La literatura que no existe es la literatura que vamos a escribir. Mejor dicho, la literatura que voy a escribir.

2 comentarios:

Martín dijo...

2021 es uno de los mejores blogs que andan rodando. Se preguntarán con qué fundamento lo digo si no leo, bueno, lo veo desde otro punto de vista, desde la curaduría fotográfica impecable con la ha venido trabajando su editor: EXCELENTE.

Anónimo dijo...

Los que leemos estamos, si cabe, más de acuerdo con usted...

Fdo. Benno