
Los editores me pidieron que escribiera lo que me diera la gana y yo sin vacilar les dije que no servia para esto y que lo olvidaran. Después pensé que qué tan difícil podía serlo, sí al fin de cuentas son dos párrafos para sólo una revista que, como diría el poeta es de una “brevedad militante”, anónima y bella, que cualquier persona podría encontrar por casualidad en cualquier lado. Gran cosa ¿no? Pero 2021 es esto y más. La dos mil, como le decimos de cariño, en poco tiempo se ha convertido en esos pequeños pero dedicados esfuerzos que mueven montañas: la disposición de un espacio en blanco para que sea lleno y compartido por artistas de toda América para quien lo quiera leer, contemplar o ignorar…
No está resultando tan difícil después de todo pensar en la dos mil. En ella, siempre tan coqueta y callada. Tan mosquita muerta.
Dos mil, te quiero.
1 comentario:
upa cachete.
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