sábado, 14 de marzo de 2009

The Last Walsh (Last Waltz)


Todo pasó así: el 25 de marzo de 1977, luego de que Walsh publicara la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, y luego de mandarla a media Argentina, incluyendo a todos los mequetrefes de la mencionada junta, se encontraba caminando cerca del cruce de las avenidas San Juan y Entre Ríos, luego de dejar un buen lote de cartas en un buzón de Plaza Constitución (táctica efectiva, usada por los durísimos de la Rosa Blanca, que se la reventaron a los nazis, por allí en 1943) justo cuando un grupo de tareas de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) lo intercepta y… comenzó la humillación militar argentina, que terminaría en 1982; con la derrota a manos de las task force británica que los echó del archipiélago en tiempo record, más duró el viaje que la misma guerra!...y otro detalle curioso: Walsh es hijo de irlandeses!

¿Cómo funcionaba aquello? En Latinoamérica se impuso un esquema militar cobarde, auspiciado por la CIA, cuyo centro de entrenamiento y doctrinario, era (y sigue siendo) la Escuela de las Américas, de donde salieron dictadores y toda clase de plaga represiva; pero un solo soldado valiente que pudiera dar la cara en el frente, no. Allí se enviaban a soldados profesionales y oficiales a realizar cursos de inteligencia, guerra psicológica, contraguerrilla (que en realidad tomaron los principios de una de las mejores escuelas antiguerrilleras del mundo: Brigada de cazadores, de Venezuela) y contra terrorismo. Allí, se centró el interés en la lucha contra elementos contrarios. Como la acción es más efectiva que la palabra, pues se desarrolló toda una serie de estrategias y tácticas cuya finalidad consistió en eliminar a los adversarios políticos. Así, el secuestro, asesinato y tortura se convirtieron en procedimientos que asustaron a cuanto luchador político opuesto desde el río grande hasta la Patagonia.

Y todo eso lo sabía Walsh. Operación masacre es un claro ejemplo de ello. Y luego, la carta. Allí supo la dictadura que debían desaparecer a ese hijo de puta. Secuestraron a una gente que, convenientemente, conocía a Walsh (que tampoco era un desconocido) y dando vueltas, avistan a Walsh, en la dirección señalada. El man sigue caminando y el grupo de tareas cambia de vehículos a los secuestrados y dos unidades van contra el pana, que ha cambiado de acera y camina bajo los árboles. Entonces, los carros se detienen y viene la voz de alto, a lo que el pana les dice “alto la concha de tu madre, hijo de puta!” y saca su Walther ppk, calibre 7,65 (por eso la confunden con la famosa 22 que dicen que tenía) y comienza a bañar a los milicos. Cayeron tres. Uno sale corriendo. El otro está detrás del carro, llorando. A los hijos de puta no les gusta cuando se defienden! Y así, ha comenzado la batalla.

La reacción oficial es débil, estúpida, más bien: toma uno el alta voz y comienza a decirle a Walsh que está rodeado, que se rinda… a propósito, dónde está el pana? Pues se haya detrás de un árbol, o más bien, en un árbol, como ya se verá. Les vuelve a recordar de dónde vienen y la profesión de sus madres, entonces, piden refuerzos, diciendo que hay una fuerte oposición enemiga y se pide apoyo de la infantería, pues el grupo de tareas se haya desbordado…no, se haya muerto y cagado, que es distinto. Así, llegan por el otro lado de la calle; pero Walsh, que puede responder a los dos frentes, les da la bienvenida. Dos carros más son detenidos. Comienzan a disparar contra Walsh, de ambos lados, pero el pana responde.

Pudo haber escapado. Cuando detuvo al primer grupo, no intentó correr en dirección contraria. Ahora, está cercado. El problema es que una fiera acorralada es muy, muy peligrosa. Y ya la balacera parece batalla y caen más milicos. Un grupito trata de asaltarlo, pero a unos metros del árbol, Walsh se raspa a tres, y el resto sale corriendo de vuelta a los carros. Un carro trata de entrar por el frente, pero vaciándole dos cargadores, éste pierde rumbo y se estrella con otros carros estacionados. Todos adentro, cuatro, están muertos. El carro atravesado impide el avance enemigo, pero Walsh no puede moverse pues la retirada la tiene cortada.

Los del grupo de tarea siguen llegando. A su vez, llegan dos compañías de infantería y un tanque. Llega un general, ataviado como si fuera al desfile, Walsh le dispara pero solo le vuela el gorro. A partir de ese día, el general comenzó a sufrir disfunción eréctil. Y lo cuentan sus subalternos, que luego desaparecieron. El tanque dispara, pero el árbol es el único hermano que ayuda al irlandés. Una nación, está cagada, aterrorizada, esperando que maten o secuestren a otro. Así, el guerrero debe elegir: morir como los hombres o desaparecer como los cobardes. Así que el pana le dispara al tanque. Un absurdo! Pero éste se repliega. Avanza la infantería, pero Walsh los llueve, y la primera línea, de los que caen algunos, se detiene en seco y sueltan sus fusiles y levantan los brazos. A quien se rinden? Ellos también desaparecieron. Por el otro lado le disparan. A pesar de que la mayoría de los tiros caen en el árbol, Walsh, quien se haya aturdido y con escoriaciones del cañonazo del tanque, comienza a recibir balazos por la espalda. Para rematar, la infantería se ha venido por la otra calle y lo atacan por ambos lados. Los disparos comienzan a caer en su cuerpo: manos, pies, brazos, torso, cuello, oreja… ah, lo están dejando como un colador! Pero ese bravo no deja de recargar su Walther y continúa su defensa.

Un obus de 80 se instala y comienza a lloverle. La metralla desfigura y desgarra al irlandés, ya su Walther se haya casi sin balas. Última carga. Pero hay que entrar a la historia como es debido. El pana comienza a regar con plomo a los milicos, maricas ellos que se ocultan. Un nuevo obús le cae. La herida va de pulmón a pulmón y un balazo le cae en el pecho y le parte el corazón. Pero les dispara a unos oficiales que mandan detrás de sus soldados y ellos caen. Luego se vuelve y mata a otros dos de los grupos de tarea. Sólo queda una bala y silba un nuevo tiro de obús, sale caminando del árbol, que también agoniza. Cae el obús, la metralla cercena la espalda del guerrero y el árbol se desploma. Los milicos vacían sus cargadores, no por fiereza, sino porque les caga la idea de que cada disparo de Walsh, ha acertado. Sin embargo, vuelve a disparar, ya muerto y la bala le da a un tanque de gasolina de un carro y éste explota.

El cuerpo cae en el piso y los milicos se acercan. El oficial Ernesto Frimon Weber, le dice a un compañero: “este es hijo del diablo. Así son los comunistas, señores, por eso hay que matarlos” llegó un jefe, que le dijo que se callara. Pero, para qué? Todos saben la verdad. Para qué? Nadie en Argentina va hacer nada. El área fue intensamente peinada y arreglada. Trajeron dos brigadas de desparecidos, a fin de limpiar. Uno de ellos escapó y jamás regresó a la Argentina, otros… bueno, nada se sabe. Muchos murieron allí. Lo que ocurrió es que se dieron cuenta de que alguien había hecho frente y nada, como que les dio por continuar. Weber luego confesaría: “Lo bajamos a Walsh. El hijo de puta se parapetó detrás de un árbol y se defendía con una 22. Lo cagamos a tiros y no se caía el hijo de puta”.

El cadáver se convirtió, en manos de los cobardes, en un trofeo. Fue llevado de centro de detención en centro de detención y los detenidos vieron el muerto. Para muchos, fue el fin. Para Walsh, que no dejaba de dar batalla, ahora comenzaba el combate principal, contra el silencio. En uno de los centros de detención, luego de atemorizar a los detenidos (futuros desaparecidos) dejaron el cadáver en una silla. Lo dejaron diez minutos, mientras todos iban y violaban a unas adolescentes cuyas edades iban desde los 12 a los 16. Eran 6. Ellas también desaparecieron, aunque dos de ellas, no del todo; pues esas niñas quedaron embarazadas y dieron a luz en cautiverio (contrario a lo que dicen, la secretaria de Ingrid Betancourt no fue la primera mujer que da a luz en cautiverio; revisen el caso argentino y verán que no digo mentira) y esos niños son unos de los miles de personas cuya verdadera identidad y origen ha desaparecido. Qué infamia, hasta la identidad fue secuestrada! La identidad de una nación!

Al regresar, luego de su corto período de diversión… el cadáver no está. La habitación sin ventana y la puerta de barrotes cerrada, cómo iba a salir? Un rastro de sangre fue seguido. Pero el rastro no era como si fuera arrastrado, sino como si fuera caminando. Al llegar afuera, el rastro no pudo ser seguido pues era de noche y a los inútiles no se les ocurrió prender los focos (también, porque se supone que allí no hay nada) un grupo fue a buscar, el rastro fue reencontrado en avenida Alcorta. Se vuelve a perder. Reaparece en la ESMA. Vuelve a desaparecer. Desaparecer? Nunca fue visto su cadáver, luego de aquellos sucesos. Nadie dice que Walsh está desaparecido. Simplemente, está muerto. Con su muerte, conquistó la libertad y le ganó la partida a la infamia y al silencio y la cobardía de una nación que prefirió callar antes de sufrir.

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