Los sedimentos acumulados en las encías cibernéticas de este blog, no dejaran de sorprenderme, la imposibilidad de llenar bits con falsificaciones torpes sobre la triste realidad llama a la pregunta travesti ¿será que nadie tiene nada que decir?, tomos autobiográficos sobre pequeñas personas de pequeñas comedias humanas, estatizando torpemente degeneradas anécdotas. Carentes en todo grado voz articulada las creaciones y seguramente sus abominables escritores, poseen las cualidades monolíticas del granito, ser esculpido (escupido) con un cincel, atravesando este las cejas y el pecho, para estar en el salón de lo inacabado y desechado, al parecer son el producto de esas grandes piedras que las torpes manos de aprendices agrietan sin piedad y sin maestro; no deben confundir no son ni los aprendices ni la forma deformo que consolida el pulso de alguno, son las sobras, el polvillo junto a la comida del perro, imposibilitados por sus adicciones comunicativas vulgares, con un martillo pesado extirpan las letras de su teclado, creando esa masa multiforme pegajosa infectada con la pus del lenguaje con el que se relacionan con sus ambiguas vivencias, exaltando el espíritu del acne y los quince años. Ciertamente 2021 Pura “ficción” tendría que sufrir un cambio leve a pura fricción, o algo que aún tenga gancho, así seguir convocando estas pequeñas bestias peludas que se multiplican con el agua para ridiculizarse ellas mismas en este circo de blasfemias degradantes.
De los yeah y la imposibilidad de comunicación
Los sedimentos acumulados en las encías cibernéticas de este blog, no dejaran de sorprenderme, la imposibilidad de llenar bits con falsificaciones torpes sobre la triste realidad llama a la pregunta travesti ¿será que nadie tiene nada que decir?, tomos autobiográficos sobre pequeñas personas de pequeñas comedias humanas, estatizando torpemente degeneradas anécdotas. Carentes en todo grado voz articulada las creaciones y seguramente sus abominables escritores, poseen las cualidades monolíticas del granito, ser esculpido (escupido) con un cincel, atravesando este las cejas y el pecho, para estar en el salón de lo inacabado y desechado, al parecer son el producto de esas grandes piedras que las torpes manos de aprendices agrietan sin piedad y sin maestro; no deben confundir no son ni los aprendices ni la forma deformo que consolida el pulso de alguno, son las sobras, el polvillo junto a la comida del perro, imposibilitados por sus adicciones comunicativas vulgares, con un martillo pesado extirpan las letras de su teclado, creando esa masa multiforme pegajosa infectada con la pus del lenguaje con el que se relacionan con sus ambiguas vivencias, exaltando el espíritu del acne y los quince años. Ciertamente 2021 Pura “ficción” tendría que sufrir un cambio leve a pura fricción, o algo que aún tenga gancho, así seguir convocando estas pequeñas bestias peludas que se multiplican con el agua para ridiculizarse ellas mismas en este circo de blasfemias degradantes.