martes, 2 de junio de 2009

Maneje en Dirección Automatica


Sucedió que intentando hacer una tapa que mirara hacia atrás, que trajera de vuelta el rudio de sus guitarras iniciales, se encontraron con un grupo de canciones que miraban en voz baja hacia adelante. No fue extraño entonces que las acostumbradas guitarras y baterías fueran sustituidas por el bajo, el órgano hammond, las tubas, y la mandolina. Todos estos, instrumentos, como de música para un funeral. No es para nada extraño que la crítica coincida en que –además de ser la mejor producción de su carrera- el tema de Automatic For The People (1992) sea la pérdida. Automatic For The People es un disco que está de luto. Así lo reproducen las fotos que ilustran el arte interno del CD. Los R.E.M visten como si vinieran de un servicio fúnebre, su actitud es la de los que llevan un sordo pesar consigo, y sus anteojos oscuros ocultan sus miradas ensimismadas. Antón Corbijn realizó esas fotografías en una playa de Miami, cerca de donde se completaba la grabación del disco. Un balneario desolado, que tiene rastros de que en otro tiempo estuvo lleno de color y vida, y que ahora, es solo una frontera donde los R.E.M. le hacen cara a la muerte.

Peter Buck, responsable del gran parte de la producción creativa y musical, dijo que el disco pretendía tener la “sensación de entrar en los treintas”. Solo en mitad del camino de la vida se pueden emprender proyectos con semejante carga de belleza y fidelidad. Cuando llegamos a la mitad del camino, solo tenemos sentido de las perdidas pequeñas y efímeras, los grandes temas solo son reflejos en el sendero de otros, mientras nos despedimos de la juventud y sus rostros. La pérdida siempre tiene el rostro de los demás. Familiares, amigos, conocidos, y referentes son víctimas de esa insoportable brevedad del ser, y ante la pérdida es el luto nuestro premio y aprendizaje. En mitad del camino no miramos tanto hacia atrás como hacia lo que viene. Lo inevitable siempre es el final.

La banda venía de diez años ininterrumpidos de giras y grabaciones, y para componer las canciones de este disco decidieron detenerse y tomar un break. Paradójicamente el primer tema de la tapa es una invitación al desplazamiento: Drive. Esta canción tiene en sus letras un secreto homenaje a la disidencia y al eterno movimiento dentro del rock n roll. Si escuchamos con detalle la letra notaremos el paralelismo con Rock Around The Clock, aquel primer himno rock n roll que invitaba a conducir (drive) hasta unirse a la fiesta. Pero ¿dónde que la fiesta?. Quizá en ese indeterminado donde transcurre el videoclip de este mismo tema, una pieza visual donde los músicos de R.E.M celebran en silencio, entre el público, y son parte de la marea humana, gozosos, serenamente sonreídos, y empujados por una muchedumbre que no les reconoce.

De allí en adelante la dirección (drive) del disco se entierra en el interior del mundo de sus creadores. Eutanasia, luto, poesía, política, ironía, inconformismo, nostalgia, y dolor. Este viaje interior está pintado con suaves cuerdas, con graves bajos y órganos, los leves metales de la mandólina, y la voz de Michael Stipe que -por las razones que no dejan de recordar a lo largo de la tapa- dejó de forma repentina de gritar.

Este es – como bien dijo Bono- el mejor y más hermoso de todos los discos country. Este es un disco que nos recuerda que siempre estamos de paso, no por nada el nombre viene del lema de un restaurante de autopistas cerca de Athens, Georgia. Este es un disco para las encrucijadas vitales, y quizá tener treinta sea también una encrucijada pop. Este es un disco para sentirse solo. Este es un disco para sentirse tristes. Y bellos. Hacia adelante.

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