martes, 4 de marzo de 2008

La escena que se celebra a sí misma


Cuando escucho la palabra Reading, no pienso en el verbo “Read” conjugado en presente continuo (o sea, leyendo); sino en una localidad inglesa que tiene un equipo de fútbol que si bien, no está en los primeros puestos de la premiership y recientemente pudieron ascender otra vez, siempre da la pelea y logra ganar buenas posiciones y de vez en cuando, algo de gloria. Pero esta vez Reading no me impresiona por su parco fútbol, sino por un grupo que representa el renacimiento de la música, como diría el gran Paul Verlaine “the kiss of death / the embrace of life”, ese no se qué que queda balbuciendo. Una mujer convertida en puñal que se te mete en el pecho y la dejas sumergirse. Y nadar. Nadar. Nadar lentamente. Soñar. Bucear, o nadar por debajo del agua y hacerlo lentamente. Nick, amigo de la infancia de Rachel, un día soñando, andaba en una nota de bucear lentamente y de repente, la palabra “Slowdive” se hizo visible y el amigo despertó: ya tenía el nombre para su banda, que formó con su amiguita y otros panas. Lo que más me fastidia es el nombre del estilo que tocan estos monstruos (porque ya dejaron de ser hombres, son monstruos, los artistas de verdad lo son. “shoegazing”, “dream pop”, “ocean pop”, “nordic…” bah. “Shoegaze” es el otro nombre. Tampoco sirve. Así llamaban a una serie de bandas que no se movían en el escenario, lo cual es una definición muy pobre porque, Pink Floyd no se movía en escena, así como tampoco Dream Theater y tantos grupos. Insisto, esa gente que cree que todo tiene que pasar por el filo mediático, perdieron.

Es lo mismo que pasó con Slowdive. Pero para ser justo con la prensa y los críticos, ellos nunca entendieron lo que pasaba. Cuando, en plenos ´90, estas bandas andaban haciendo de las suyas, comenzaron a prestarle atención, y era difícil: esos eran los años del grunge, del punk institucionalizado y vendido, Phil Collins creando piezas únicas, pero que en conjunto te daban ganas de vomitar y así sucesivamente, hasta encontrar a un grupito de ingleses, aquí, allá, acuyá, que tocaban un estilo muy parecido y hacían sus rumbitas, que se caracterizaban, entre otras cosas, en que todos iban a las fiestas y conciertos de todos y además todo aquello lleno de cerveza, cigarrillos y por qué no? Otras drogas. Entonces a la prensa se les ocurrió calificarlos como “the scene that celebrates itself”.


Un claro ejemplo de cómo era esta escena, vean el video de la gran pieza “Allison” y como yo soy pana, aquí picho el link para que vacilen:

http://es.youtube.com/watch?v=ol787NjpBS4

La escena que se celebra a sí misma. Suena a una movida de ególatras. En el contexto del mundo actual (y no de los aún vivos ´90) donde domina el regueshit y el malandroso hip-hop, sería como una fiestita “de sifirintos mariquitos” o de un poco “de dañados con real” que supuestamente no saben nada de la calle ni han sufrido en la vida. Sí, definitivamente suena a una movida de gente que se cree más que los demás. Y por qué será? Acaso no es legitimo regocijarse por hacer algo bueno bueno? Acaso no dice el Eclesiastés: “regocíjate, joven, en tu juventud”? acaso, no tienes derecho de celebrar tu arte y tu tendencia con tus panas? Desde cuando la mediocridad, disfrazada de modestia se ha instalado en esta vaina? Por favor… lo que pasa es que el mainstream sangra por la herida cada vez que salen artistas que ignoran todo lo que hay y salen con su propia propuesta y logran vencer. Ese es todo el dolor.

En sí, Slowdive se sumerge en el sonido fuerte, grave, extendido. La voz siempre está como perdiéndose en el horizonte, con tres guitarras y un sonido que se hunde, que se hace concentra y se repite en una onda que cambia su reflejo constante. Guitarras que no parecen guitarras; pero no, son los chicos de Reading, gente que no es ni muy linda ni muy simpática (a excepción de la bella Rachel) esos cuya batería marca el humor, esos cuyo bajo es una risa en la oscuridad, esa voz femenina que trae ese tipo de recuerdos que no pienso mencionar. No recuerdo cuando comencé a escuchar Slowdive. Pero comencé con la canción que menciono. Amor a primera vista. La brisa de un momento de esos que no se recuerdan al olvidar que han pasado. Canciones como las de Slowdive, sirven para todo: para la furia, la alegría, para besar, para despedirse, para animarse, para aburrirse, para terminar con alguien, para hacer el amor, para quedarse solo. Incluso, sirve para llorar. Voces lánguidas que se pierden al encontrar quien la escuche. Yo me perdí en ellos. O me encontré, no lo sé.


No hay comentarios: