sábado, 1 de agosto de 2009

El Ocaso de los Idolos : Gwyneth Palthrow


Tracy, no le dijiste que estabas embarazada, al contrario, se lo contaste a Sommerset. Él sabía de tu soledad, de tu dolor, de tu horror: cómo traer a alguien a un mundo tan horrible como este? Y nada, me liquidaste cuando decidiste tenerlo, entre lágrimas, cuando Sommerset te dijo que debías darle todo el amor del mundo.

Porque yo sé que estabas llena de amor. Lo sé. Por eso, John Doe te mató y mandó tu cabeza a ese lugar maldito, a ese desierto del siglo XXI con cables de alta tensión. Mills lo supo…tu cabeza estaba allí y Doe simplemente tenía envidia de no recibir amor. Y Mills lo perdió todo impartiendo justicia: es la paradoja de quien baila en filo del bien y el mal. Lo llenó de plomo y se lo llevaron…

Así Palthrow, conduces con tu cabello suave y rubio. Así nos llevas al infierno y no nos sueltas, como la madre buena que eres.

Como Sylvia. Y Daniel Craig era el infame Ted Hughes. Él se cansó de engañarte. Él nunca defendió tu poesía pues sabía que eras la walkyria de aquel país de cobardes. Tú cantaste “morir es un arte como todo lo demás / y yo lo hago extraordinariamente bien” pero no vivías dándote golpes de pecho ni cortándote las venas.

No, Sylvia, tú veías la playa y el mar que se alejaba a tus pies. Cuando sentiste en tu vientre la vida, sabías que morirías pronto. Pero fue Hughes quien te mató. No puedes mentirle a tu amor de esa manera.

Por eso, y gracias te damos los hijos que ahora somos hombres, por dejar unos sandwichs y unos vasos de leche, antes de suicidarte con el gas del horno.

Shakespeare se enamoró de ti. No es obvio? Tu mar rubio, tus ojos verdes, esa manera que tienes de actuar, Gwyneth. Esa manera de olvidarte de ti misma y entregarte a la ficción, a esta autopista que no lleva a ninguna parte.

Juegas en el Globe Teatre. Juegas a Julieta. En el fondo, amas. En el fondo, no haces como las actrices del montón, que fingen. No, tú estabas enamorada. Totalmente. Y lástima que ni la reina podía mandar a la mierda ese maldito matrimonio.

Aunque te encontrarías luego con Shakespeare. En una isla desierta. Un paraíso. Hundidos quedaron tus esclavistas. Caminas, te adentras en la playa, sabes que encontrarás, sabes que ya ganaste.

Mr Ripley es un ser perverso. Es un copycat. Yo te entiendo, pero no podías hacer nada, sino ser la novia tonta que persigue a su novio por toda Europa y lo persigue, porque sabe que deben estar juntos. Y claro, tu novio se deja perseguir. No quiere perderte; pero es complicado: al otro lado del Atlántico le espera un trabajo donde no va a trabajar y mucho dinero, que no va a disfrutar.

Pero no, Mr. Ripley cambia los planes. Lo libera con perversidad y crimen y luego el quiere asumir tal cárcel. Como eres una diosa, te das cuenta, y gracias a la pistola, y tus lágrimas, impartes la justicia de los duros.

Sí, bueno, Amor ciego. Es chévere, porque cuando uno se enamora tiende a embellecer a quien uno ama. En mi caso, hubiera preferido enamorarme de ti, siendo una obesa de 200 kilos; pero viéndote tal como eres, como una alucinación. Ya tu sabes que yo no escucho a nadie. Y sigo. Sólo que de las que me enamoro tienen males peores que esos kilos de más. Claro que el amor es ciego, pero es feliz, como irse en el carro y que nada más importe.

The anniversary party. Esta peli es una joya. Una peli digital, pionera en ese método y no debió ser fácil para ti medírtele a Jennifer Jason Leigh. Eras la actriz tonta que gana millones y no entiende lo que pasa. Jennifer, al contrario, está clarita como el agua.

Pero claro, no te diste cuenta de que su esposo estaba en Inglaterra y que llegó justo a la fiesta de aniversario. Y sí, te escogieron para el papel que la esposa había forjado y todo el mundo piensa otra cosa, y tu apareces con E y nada, a tripear y a decirse las vainas como son. De resto, te estamos agradecidos, pues así deberían ser las fiestas.

The Tennenbaums. Yo te comprendo, hacer teatro es una mierda. Comprendo a tu hermano, el tenis quiebra los nervios y los tendones. Por eso, comprendo que abandonaran sus carreras justo cuando iban a conquistar la cima. Claro, eso pasa cuando tus bases no son sólidas, y para la mayoría, esas bases se forman en la familia.

Y en el caso de Uds., el viejo Tennenbaum se fue, se divorció de tu madre y se fue a buscar nueva vida. Quién carajo dijo que eso se vale? Nueva vida? Acaso ésta es tan asquerosa? Acaso la que viene no es igual o peor? Bah… por eso, los divorcios son tan jodedores. La gente crece dividida, cortada y joden sus vidas. Les falta algo, confianza, identidad, amor propio. Muchas cosas. Al menos, la muerte arregló todo. Tú estrenaste tu obra y tu hermano se cubrió de trofeos. La dinastía continúo.

Oh, Diosa! Quién eres? Hubieras sido lo que eres si tu padrino no hubiera sido Steven Spielberg? Acaso no es una necedad pensar que una mujer como tú es la perdición de los hombres? Rubia, de mirada profunda. Escogiste siempre ser la heroína inocente, llena de buen corazón y frágil como ninguna. Eso te dio el poder. Una chica, alegre, sencilla y dulce. Así los matas. Así les ganas a todas esas actrices que quieren ser las más malas del barrio y más sexys que las porno divas. Tú no vas pendiente de eso.

Oh gracias, Gwyneth, Diosa de la familia. Gracias por proteger las bases del mundo, gracias por tu cabello y tus ojos verdes. Gracias por tu amor. Gracias por ser la madre de nuestra hermosa familia indie.

No hay comentarios: